lunes, 25 de marzo de 2013

Mortera, en el Valle de Soba, vigila los pueblos de Ramales de la Victoria y Lanestosa

 
Conseguir alcanzar la cima siempre es orgullo de satisfacción. ¿Alguien sabría decir el nombre del pico que se alza inhiesto a la izquierda del Mortera?
Mortera, en el Valle de Soba, vigila los pueblos de Ramales de la Victoria y Lanestosa
       El día de hoy (17-02-2013) fue elegido para salir de la Euskal Herria oficial y conocer la Euskal Herria periférica.

        El día: sábado y el destino: el monte santanderino o cántabro de Mortera (723 msnm).

       Día agradable en lo que a temperatura se refiere (algo fría en la cima del monte) el que le salió a la excursión del grupo de montaña Goikogane de Laudio/Llodio, a la que se unió un grupo de montañeros asiduos a estas salidas del Mendiko Lagunak de Amurrio.

       El autobús tras recorrer la cornisa cantábrica paralela a la costa, se adentró por Colindres en dirección al pueblo de Ramales de la Victoria. (Epíteto recibido por el triunfo de los isabelinos del general Espartero contra los carlistas del general Maroto, durante la I Guerra Carlista en la batalla desatada en sus proximidades. Por este mismo hecho, dicho general isabelino recibió de la gobernadora –madre de la futura Isabel II– el título nobiliario de Duque de la Victoria. Esta derrota anuló toda posibilidad de proseguir las acciones bélicas de los carlistas por tierras de Cantabria y, por ende, de invadir Asturias y llevar la guerra a Galicia. Queda aclarado el entuerto por el que muchos asocian tal denominación con la Guerra Civil a instancia de las huestes franquistas del momento).

       Después del paso por dicho pueblo que se atravesó de norte a sur, tocó proseguir unos pocos kilómetros más por la carretera CA-256 con un corto ascenso y descenso de la misma, dejando a los excursionistas montañeros en tierra (en el acceso al barrio de Santa María). Comenzando el andar por carretera local asfaltada.
Nada más comenzar a mover las piernas, las vistas no dejan de impresionar. Y así durante todo el trayecto de la travesía 

La pequeña iglesia del barrio o localidad de La Cistierna
       
       Iniciada la marcha, un poco más adelante un grupo de unos 12 montañeros tomó la decisión de desviarse por camino de pista, según les marcaba el GPS del guía que les conducía, adentrándose entre el arbolado del bosque unos cientos de metros para, después de sortear obstáculos de árboles caídos y malezas –el camino estaba abandonado y casi cerrado–, tener que desistir y desandar lo andado para volver a la carretera, donde el resto de expedicionarios proseguía por la misma un par de kilómetros para llegar al barrio de La Cistierna. (Si la decisión de los intrépidos doce montañeros hubiera fructificado, el destino se llamaría San Juan. Barrio que directamente enfila hacia el monte Mortera y acorta el recorrido).

        Se siguió por la carretera para, al poco de dejar este núcleo de casas –alguna con historia solariega, junto con la pequeña iglesia situada a la entrada– desviarse a la izquierda por camino (en parte asfaltado y en parte estropeado que luego se transforma en camino empedrado y de tierra) que enfila a los montañeros a la cima de Mortera. Cima que desde casi todo el recorrido se divisa claramente y nos acompaña en la distancia –también el monte San Vicente, otra monte recogido en el Catálogo de Cimas de Euskal Herria de la Federación Vasca de Montaña y puntuable en el “Concurso de los 100 Montes”.
Edificación con usos ganaderos que, por los escudos que ostenta en los laterales y el arco de acceso, denota los aires señoriales de antaño




Un ejemplo de una "típica" guardería animal

      Los últimos metros de ascensión al monte Mortera se transforman en un continuo salto de piedra en piedra, de roca en roca, de las muchas de las que está plagado la ascensión y cima del este monte con vistas al pueblo de Ramales de la Victoria que habita a sus pies. Son lapiaces, es decir, surcos u oquedades, separados por paredes de roca, característicos del paisaje kárstico producido por la erosión de la superficie rocosa por la acción del agua en arroyo o lluvia.
Enfilando los pasos al Mortera, que se adivina al fondo


Ramales de la Victoria visto desde la cima del mismo
  
       Ni que decir tiene que entre otras vistas, están las que acentúan la visión de toda la cordillera de altas montañas con alturas que sobrepasan los mil metros y que en este día aún conservan la nieve en sus alturas.

 


Tranquilad y reposo en la digesta del hamaiketako, con la pantalla de unos fondos montañosos cubiertos de nieve



        En la cima, como quedó dicho al principio de esta entrada, la temperatura es algo fresca, no tanto tirando a fría. Aquí se para y se descansa para disfrutar del hamaiketako, colgados entre los riscos rocosos –valga la redundancia– que sobresalen de las entrañas de la misma.

       El descenso y vuelta, es desandar el camino de la ida hasta salir a la carretera asfaltada, donde en vez de girar a la derecha y bajar por la misma, se toma seguirla por la izquierda unos doscientos metros.

  Este camión abandonado lleva matrícula de Bilbao 

      Aquí y ahora, un antiguo camino forestal, que unía esta zona de Cantabria, limítrofe con Euskal Herria, con el primer pueblo de la misma y más occidental, se ha hormigonado y sirve de atajo improvisado para comunicarse entre ambos lados fronterizos, independientemente de la carretera general que los une. El mismo tiene largo recorrido hasta llegar a la villa de Lanestosa que duerme apaciblemente en esta mañana de domingo.
Entrando en Lanestona

Puente sobre el río Calera
  






       Entrados en esta villa señorial, bañada por el río Calera, aperitivo en el primer bar donde agasajan a la bebida con el picoteo de patatas fritas o/y aceitunas. Y teniendo tiempo, bien merece detenerse y perderse por sus calles, dedicándole unas horas para observar las bonitas edificaciones que la constituyen, a cual más señorial. Los indianos de este pueblo debieron ser bastantes y sus casas, solariegas en unos casos y señoriales en la gran mayoría, son testigos impertérritos de ello.

       Subida al autobús dirección a Ramales y en el camino, contemplar las vistas de la cueva de Covalanas, o al menos a los domingueros que suben (y bajan) por las rampas zigzagueantes habilitadas para acceder a la misma y poder observar las pinturas rupestres que dentro alberga. Al autobús también le tocó desandar para volver por las mismas carreteras, autovías y autopistas utilizadas en el viaje de ida.

       La salida montañera se puede clasificar de muy fácil, con desnivel suave y asequible para todas las edades, salvo quizás la dificultad de los últimos metros del ascenso para hollar la cima del monte Mortera o La Mortera que también se le suele denominar.
 

Ruta de Carlos V utilizada a su llegada a la Península para recibir la corona de Castilla y Aragón y las demás posesiones de Ultramar por herencia de su madre, Juana la Loca 




Busto de Francisco Gutiérrez Martínez, junto al puente, dedicado por sus agradecidos del Banco de España y Tabacalera 1935
¡Ay! Qué tiempos aquellos







 Casa de indianos "La Casona", abandonada y "adornada" con los tricolores del reciclaje






Casa Consistorial del municipio y villa de Lanestosa
El municipio de menor extensión de Bizkaia y el más occidental de la provincia

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