martes, 24 de enero de 2012

Jóvenes mendigoizales me visitan



Jóvenes mendigoizales me visitan
 
       Mi morada de Babio es un continuo discurrir de personas, unas veces padres y madres con sus hijos, otras veces gente mayor, en grupo o individualmente y, como no, también vienen cuadrillas de jóvenes a hacerme una visita.
       Suelen subir para quedarse a charlar un rato conmigo pues, aunque mi naturaleza me impide expresar los pensamientos con palabras, las miradas y los silencios que se cruzan en mi presencia hacen que se deslice la comunicación entre los que suben y yo, que aquí les espero con la alegría de sentirme querido por todos y todas. Por supuesto, que también suben a disfrutar de la maravillosa panorámica que desde Babio se observa, con un horizonte encadenado de montes y montañas.
       En esta instantánea, vemos a unos jóvenes mendigoizales, haciendo sus primeros "pinitos" patrios y nada mejor que retratarse junto al montañero de hierro, su amigo y el tuyo. Cuando quieras, lector o lectora que estás leyendo esta breve reseña, puedes subir a Babio que aquí te estaré esperando con los brazos abiertos. Siempre serás bien recibido.
       La cima de Babio que yo habito desde casi 40 años, ha sido y es lugar de enaltecimiento patrio. Desde bastantes décadas atrás, en la madrugada del Domingo de Resurrección, Babio es escenario, junto con su hermano gemelo Burubio y otros montes de las cercanías, del entorchado de hogueras que anuncian el renacer de una patria de nombre Euskal Herria. Nación sin Estado pero Nación sin duda. Nación indeleble. Nación perenne.
       Quién no se acordará que, hasta su fallecimiento, todas las vísperas de Aberri Eguna, esto es, Domingo de Resurrección, Antontxu Furundarena acudía a su cita con la cima de Babio para en la noche alumbrarlo y departir un rato conmigo. Todos se acuerdan de Antontxu "el de los huevos", pues tampoco faltaba a la fiesta de San Antón de Armuru, donde solía donar los famosos huevos (de sus gallinas) de Aresketa para luego subastarlos junto con otros productos del campo en la tradicional subasta de San Antón en Amurrio y con el dinero de la puja contribuir en alguna obra benéfica. Precisamente este pasado domingo se celebró la misma, con apoteósico éxito y concurrencia de gente.
       A pesar de que Antontxu nos dejó, Babio siempre está iluminado las noches vísperas de Aberri Eguna.
       Babio también, desde unos años a esta parte, se ha convertido en lugar de reposo de las almas y de las cenizas de amantes de la montaña y patriotas vascos. Muy cerca de donde yo me hallo, se ha erigido alguna estela y piedras hincadas en círculo en donde se les recuerda.
       Nada más... que os espero en mi privilegiada atalaya. Venir, o ven, cuando queráis. Hasta más vernos. 
       Un saludo patriótico. Ondo izan. Estar bien y...
       A más ver.

 En esta otra fotografía aparecen varios más. Alguno, encima de mis hombros y cabeza. Ya pesa el muchacho.

viernes, 20 de enero de 2012

El mendizale de Babio o/y el montañero viajero

Mi alegría es consustancial con mi sonrisa
El mendizale de Babio o/y el montañero viajero 
       Tanto monta el uno como el otro, pues, aunque me tengo como adoptado de Babio, lugar al que no renuncio, también tengo un espíritu aventurero por conocer otros montes y lugares, lo que me impulsa a viajar. Sin olvidar que mis raíces están y estarán siempre en mi querido Babio, cuna y sepultura de mi existencia.
En mi pedestal, amable y vigilante
        Aunque me veáis aquí, con los pies pegados sobre la roca de la cima de mi querido monte Babio, no penséis que me paso todas las horas, inmóvil, quieto, sin moverme. De cuando en cuando, suelo despegarme del suelo y viajar, aunque no muy lejos de este lugar y casi siempre por Euskal Herria, por las distintas cimas montañosas que coronan nuestra geografía.
     Desde esta magnífica atalaya observo a mis compatriotas ayaleses, especialmente a los de Izoria (257 msnm), Arespalditza (312 msnm), Murga (257 msnm), Olabezahar (237 msnm), Amurrio (219 msnm), Etxegoien (305 msnm), Lekamaña (425 msnm) y Saratxo (240 msnm) –estos tres últimos a mis espaldas, no los veo, pero los siento–; más lejanamente se contempla Luiaondo (169 msnm). Pueblos todos que se asientan a los pies (o en sus cercanías) de este monte Babio, querido y frecuentado por muchos, que no hay día –sea este de labor o domingo, sobre todo– que no reciba la visita de alguno de mis congéneres. Tampoco dejo de observar desde este privilegiado altar la inmensidad de los innumerables montes y montañas que la vista alcanza a otear en el horizonte. Desde Asnos (555 msnm), Eskoritas o mejor, Eskorieta (640 msnm) (en su vertiente sur se levanta el Santuario de Nuestra Señora de Etxaurren), Idubaltza (689 msnm), Beráskola (665 msnm), Pagonabarra (599 msnm), Zarandona (317 msnm), Gallárraga (862 msnm), Ganekogorta (999 msnm), Pagolar (720 msnm) Eskorla (698 msnm) Aspaltza (655 msnm), etc., en la cercanía… hasta Oiz, Kamaraka, Goikogana, Untzueta, Jesuri/Larragorri, Odoriaga, Aldamin, Burbona, etc., en la lejanía... y el mismísimo Gorbeia o Gorbeiagana (1.482 msnm), cima más alta de la Euskal Herria occidental o de la Navarra marítima, como refieren los historiadores al historiar las Provincias Vascongadas.